domingo, 21 de febrero de 2010

Una semana de cal


No todo iban a ser disgustos. Después de unos días duros en el trabajo y tras superar el mazazo que supuso tener que comprarme otro coche ($ 1300 que dijeron adiós. Menos mal que aquí no gasto mucho y basta con lo que cobro), ha llegado una semana magnífica. Ojalá quede más cal que arena en mi aventura americana.

El jefazo, Alejandro Manrique el cual me trajo aquí y le estaré eternamente agradecido, vino a reorganizar la oficina y todo quedó aclarado. Tenemos que dividirnos mejor y seguir apretando fuerte.

En cuanto a lo personal, me montó en una nube. Dejémoslo en que valoró mucho mi trabajo.

Estos últimos días me he convertido en algo que esta cerca de ser periodista. He conseguido varias historias muy gratificantes y sobre todo aleccionantes para mi aprendizaje.

Una niña con 18 años que va a ser deportada por estar en el momento equivocado en el lugar inadecuado, con la que he conseguido mi segunda portada consecutiva en el periódico, o cubrir la reunión de un barrio que esta harto de que la policía no haga nada contra el pandillaje son algunas de las aventuras vividas. Pronto las colocaré aquí.

Pero la mejor nota, la que me dominó con una mezcla perfecta de temor y emoción, la que cuando conté en la redacción me respondió mi jefe (José Cusicanqui, al que le ahora mismo pondría el primero en la lista de las personas que más me han enseñado sobre mi profesión), mitad sorprendido, mitad orgulloso, "Chaval, esa es la adrenalina del periodismo".

La escribo otro día. Sólo os digo que un hombre afro americano, que estaba parado en una esquina me hizo una seña con el dedo para que me acercara. Yo iba en coche así que puse el intermitente y giré hacia donde estaba. Bajé la ventanilla y entre las palabras que me dirigió en un inglés demasiado callejero para mí entendí "Around one or one fifty. Hispanic male. Tall and 200 pounds".

Wait a minute, tartamudeé. Are you talking about the murder? "Yes, man", dijo el hombre mientras me analizaba con su mirada dándose cuenta de que no dominaba su idioma. "He killed them because I saw him leave the house the day before".

Llegó un segundo compañero y mi testigo dejó su postura inclinada hacia mi ventanilla. Puedes darme tu nombre o escribírmelo en esta libreta, le dije. No man, me contestó mientras se llevaba la mano al cuello para indicarme que si él salía en el periódico su vida correría peligro.

Esto es sólo una parte y, créanme, no esta exagerada.


Por cierto, aquí en Raleigh, como en 49 de los 50 estados del país (todos menos Hawai), también nevó sin descanso el pasado fin de semana. Dejo algunas fotillos.



y al fin, mi nuevo coche...

miércoles, 10 de febrero de 2010

Mi primer coche me duró tres meses


No es la primera vez que me pasa. Las cosas, por desgracia, me suelen durar poco. Mi primer coche, mi flamante Ford Countour del 95, rompió conmigo el pasado martes. Me dejó tirado. Después de mis exigencias dijo basta.

Nunca le olvidaré. Con él he ido a cubrir muchas historias que ahora guardo con recelo y nos llevó a Marta y al suscrito a conocer Washington y Charlotte, todo un detalle.

Hay cosas que me han durado menos. Todavía recuerdo cuando con 7 años, cuando era un crío que andaba por el mundo a lo loco, despistado, algo irresponsable, desordenado y fácil de ilusionar (creo que apenas he cambiado), abrí mi regalo de reyes el primero de todos, cuando apenas había amanecido. Era una Game Gear y no podía aguantar ni un minuto más sin tenerla entre mis manos. Abrí la caja sin darme cuenta de que los nervios me hacían temblar las manos y la consola cayó al suelo.

Me pasé toda la mañana jodido. Llorando primero y dolido profundamente después.

EL HURACÁN NOS COGERÁ DE LLENO

Dejando a un lado el contratiempo de que tengo que comprar un coche (capítulo 2), el huracán que se avecinaba por los pasillos del trabajo ha llegado a plena oficina.

Van a ser días difíciles. Sólo el que sepa refugiarse y tenga provisiones va a sobrevivir sin mayores apuros.

Me gustaría hablar de otras cosas. Porque estoy realmente contento con las oportunidades que estoy teniendo aquí, a pesar de estos problemas, y porque estamos en Carnaval. Pero ahora esto es lo que me preocupa.

OTRA VEZ "CAGAO"

Podría contaros que conseguí mi primera portada en el periódico o una historia muy enriquecedora profesionalmente que viví haciendo una entrevista en una fundación para niños enfermos, pero utilizo esto para hacer catarsis y descargo aquí lo que me preocupa.

Cuando pase el temporal escribiré todo lo bueno que estoy viviendo y hasta tonterías para reirme un poco, ahora necesito cagarme en todo esto de alguna manera.

Un abrazo,

Alberto.